El domingo pasado pudimos ver una obra de teatro fantástica, de la compañía Los suelos del Fausto. Como era una obra de las que elijo para luego tener coloquio, os haré un repaso de lo que pudimos ver en la sala.
Tuvimos la suerte de tener mucha gente en el escenario para el coloquio: al director de la obra, Miguel Ángel Quirós, que en este momento les hace también la distribución y también de técnico; tuvimos a los actores y actrices, uno de ellos -César González- es el dramaturgo y además es psicólogo, y también Ana Belén, una persona de la Asociación Kaleidos, además de Olaia Iturbe y yo.

Pocas veces se da la oportunidad de tener a todas las personas que han intervenido en el proceso creativo de la obra para comentar sobre ella, y por eso el coloquio estuvo francamente muy bien.

La obra habla de una persona que ha sufrido mucho, está ambientada en España y hace un recorrido temporal desde los inicios de la guerra civil hasta la transición. Todo esto nos da un panorama de la situación ambiental donde se desarrolla la historia y el sufrimiento que pasa Rufina, la protagonista (Tilíndula). La escenografía es sencilla, cuatro sillas de enea que se colocan en diferentes posiciones que junto a una cuidada iluminación y sonido le dan forma a los diferentes espacios en los que sucede la historia.
Además de disfrutar de las interpretaciones de los actores, pudimos aprender sobre el sufrimiento que soportan las personas intersexuales. Por eso creo que es un trabajo muy bueno: una buena historia, bien contada, bien interpretada, con una escenografía acorde y unas decisiones estéticas acertadas. Para este tipo de trabajos es que tenemos los Encuentros en Escena, y para esto está el teatro, para poner delante de nuestros ojos una historia que tiene verdad y que nos enfrenta a lo que somos.
Sólo me queda agradecer a la compañía, a la Dirección General de Cultura por el apoyo y a todo el público que vino a la sala, que sin ellos hubiésemos esto no es posible.
¡Nos vemos en Sala Negra!